Hace unos buenos años cuando participaba en un programa de Conciliación en Equidad me topé con un texto del Sociólogo Alfredo Molano, al que desde entonces considero como una radiografía de la realidad colombiana.
He volteado por zonas de colonización y metederos de pueblos,
por ríos y caminos, buscando al hombre,
pero confieso que siempre encontré el miedo.
El miedo que nos invade y nos empuja a la violencia.
El miedo al policía y al juez, al terrateniente y al comerciante,
al bandido y al guerrillero; el miedo al ignorante, el miedo al pobre,
el miedo al sucio.
La violencia quizás no sea sino el miedo que nos tenemos entre todos.
Guardo la esperanza de que al quitarnos las máscaras que tanto nos asustan
y vernos por fin las caras,
comencemos a derrotar la violencia.
A lo anterior sumo "El odio que nos Tenemos" En el país es tan difícil reclamar a un vecino, un conductor y peor, a un contradictor político si entre ellos uno tiene pensamiento de izquierda. Se tiene un pavor al comunismo y con certeza más del 90% de la ciudadanía no sabe que es en realidad, -si es que aún existe-. El miedo y el odio nos han llevado a la polarización; basta mencionar el episodio reciente de la retención ilegal (Término dado por la Fiscalía) y posterior liberación del General Rubén Alzate.
Una gran ventaja del momento que vivimos es que es posible, como nunca antes, opinar sin ser tratado de aliado del terrorismo a quien plantee una versión diferente a la oficial. Las redes sociales son parte de este milagro, a continuación la visión de los dos enfrentados en el asunto:
Versión Oficial
Versión Oficial
Versión Subversiva
Guardo la esperanza de que un día no lejano
los actores principales de esta tragedia
se quiten la máscara y llegue la paz
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