Dickens, Homero, Cervantes, Ercila y los anónimos del Mio Cid, Calila y Dimna, Cantar de Roldán, entre otros, con seguridad se enojarán con esta propuesta; pero es que ellos son los causantes de tantos enojos y frustraciones de un buen número de estudiantes en la Educación Básica (prepa en otras latitudes), cuando los profes per secula seculorum ponen a los muchachitos a leerse tremendos libros con un lenguaje y una densidad que ya ni en las Academias de la Lengua se ve.
Qué decir de los nombres de las obras, los cuales en realidad se utilizan solo para reconocer el título que el autor puso; o piensen que tan corrientes son en nuestro lenguaje “El Popular” los términos Cid, Celestina, Lazarillo, Decamerón, Estepario…. Entonces, cuando un estudiante recibe la delegación de leerse una obra de estas, que hace de inmediato: Buscarse una edición de bolsillo o el resumen, ya saben en donde.
Las obras indiscutiblemente son importantísimas, cada una marca una época y contexto asociado al pensamiento por el cual se escribieron; sin embargo, en los tiempos de lo exprés, light, online e hipermedial ¿No habrán otras maneras de aproximarse a su comprensión?. Me parece que el asunto está como dice Galeano “Patas Arriba”, los jóvenes en clase leyendo textos complejos y los adultos algo más ligero como por ejemplo Kiyosaki, Coelho, Shopra, Sharma, algo de García Márquez (q.e.p.d), Vargas Llosa, etc.
El asunto es el siguiente, la literatura clásica no fue escrita para jóvenes y mucho menos para niños, con algunas excepciones como Esopo o los Hermanos Grimm (y eso que éstos últimos con sus personajes maléficos han dado para unas buenas pelís de terror). Por tanto, la manera de aproximarse a las obras en cuestión debe ser de manera no exhaustiva, sino identificatoria y divertida y bajo una interesante expectativa para que la semillita quede y más adelante se busque su lectura cabal.
Las representaciones, audiolibros, historietas y el cine son herramientas de base para entrar en el mundo de la literatura clásica, siempre dando el mensaje que la obra original es mejor porque en ella está el pensamiento autor y el diálogo con el lector, sin tergiversaciones de guión, imagen o música. Recomendaría incorporar una literatura sugestiva y moderna a la altura de las circunstancias que incentive la búsqueda para cuando el cerebro esté más madurito se entre en literatura avanzada o de otro modo incorporarla, si bien se quiere, de manera exigible en el nivel universitario.
En resumen, no se trata de desmotivar la lectura sino ponerla en las condiciones anímicas, mentales y adecuadas al nivel de desarrollo; la terminología o fortaleza verbal no se aprende así, esta debe ser usada y abusada en la cotidianeidad para que se note.
Fuente Imágenes Revista hola
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