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Si es cierto que estamos en tránsito de la sociedad de la información a la sociedad del conocimiento, sin desconocer que algunas sociedades ya están hace rato en la segunda categoría, es importante definir de cara a la competitividad global cuales son las zonas del planeta donde esta realidad se produce, tanto en superávit o en déficit. Una manera puede ser el determinar el número de patentes producidas, número de investigaciones por unidad de tiempo, porcentaje representativo de la ciencia o desarrollo tecnológico en el PIB de un determinado territorio o número de doctores de diferentes especialidades por un número establecido de población.
Otra posibilidad es la que acaban de proponer los investigadores Loet Leydesdorff de la Universidad de Amsterdam y Lutz Bornmann de la Max Planck Society de Munich quienes con apoyo estadístico, valoración de publicaciones y empleo de herramientas de georeferenciación evaluaron como se desempeñan científicamente las ciudades. La estrategia es así: se toma el número de artículos científicos realizados en una ciudad y se analiza cuántos de estos figuran dentro del 10% de los artículos más citados del mundo en su área. Otra explicación es esta, para que una ciudad sea figurativa se esperaría que por lo menos el 10% de sus artículos se ubiquen dentro del 10% de los artículos más citados del mundo.
Estos resultados son georeferenciados por medio de círculos pero además diferenciados por tamaño y color. En el caso del color, el verde significa que la ciudad supera el rango esperado; en la medida que se acentúa el color se evidencia un alto grado de producción científica; caso contrario es el color naranja que indica estar por debajo, hasta llegar al rojo. Cuando el resultado es igual al esperado se emplea un color gris.
La investigación abarca producción desde el año 2008 para las áreas de Física, (fig1) Química (fig2) y Psicología (fig3).
Si es cierto que estamos en tránsito de la sociedad de la información a la sociedad del conocimiento, sin desconocer que algunas sociedades ya están hace rato en la segunda categoría, es importante definir de cara a la competitividad global cuales son las zonas del planeta donde esta realidad se produce, tanto en superávit o en déficit. Una manera puede ser el determinar el número de patentes producidas, número de investigaciones por unidad de tiempo, porcentaje representativo de la ciencia o desarrollo tecnológico en el PIB de un determinado territorio o número de doctores de diferentes especialidades por un número establecido de población.
Otra posibilidad es la que acaban de proponer los investigadores Loet Leydesdorff de la Universidad de Amsterdam y Lutz Bornmann de la Max Planck Society de Munich quienes con apoyo estadístico, valoración de publicaciones y empleo de herramientas de georeferenciación evaluaron como se desempeñan científicamente las ciudades. La estrategia es así: se toma el número de artículos científicos realizados en una ciudad y se analiza cuántos de estos figuran dentro del 10% de los artículos más citados del mundo en su área. Otra explicación es esta, para que una ciudad sea figurativa se esperaría que por lo menos el 10% de sus artículos se ubiquen dentro del 10% de los artículos más citados del mundo.
Estos resultados son georeferenciados por medio de círculos pero además diferenciados por tamaño y color. En el caso del color, el verde significa que la ciudad supera el rango esperado; en la medida que se acentúa el color se evidencia un alto grado de producción científica; caso contrario es el color naranja que indica estar por debajo, hasta llegar al rojo. Cuando el resultado es igual al esperado se emplea un color gris.
La investigación abarca producción desde el año 2008 para las áreas de Física, (fig1) Química (fig2) y Psicología (fig3).
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