Los Egipcios tenían la Razón I

Durante siglos y porqué no decirlo a la fecha, la cultura del bajo Nilo, el basto imperio que duró 3000 años sigue siendo un misterio; su monumental arquitectura guiada a partir de sus ideales religiosos, el poder centralizado en la figura idílica del Faraón y una organización sociopolítica que la fomentaba, no tiene igual. Recuperar su historia luego de siglos de abandono, invasiones y saqueo, no fue fácil. Para los primeros arqueólogos las representaciones a manera de expresión simbólica y figurativa más conocida como jeroglífica, presentes en las ruinas de sus ciudades y complejos funerarios, fueron por demás una incógnita; sin embargo, por arte de la casualidad y la guerra, en el año de 1799 el mundo cambió, esas representaciones que más parecian obras de arte contaban desde tiempos inmemoriables la historia de este pueblo.

El hallazgo de una singular piedra denominada Rosetta por parte de los franceses en relación con Rashid el nombre del pueblo donde se descubrió, permitió que años más tarde (unos 20) Jean-François Champollion hiciera un revolucionario descubrimiento. ¿Cuál fue el secreto?. La piedra descubierta contenía la primera traducción en línea (digo en piedra) de los idiomas griego y egipcio. Ese anónimo escriba, como muchos hoy en en el ciber, hizo realidad lo que muchos soñaban. Champollion un egiptólogo de corazón intuía que detrás de cada símbolo existiá un par fonético, así descubrió que la parte jeroglífica correspondía a un estilo idiomático extendido en la geografía egipcia. Veinte años y la respuesta estaba ahí, a la vista.

Lo que aparece en la piedra es una transcripción de un decreto emanado por el Concilio General de sacerdotes reunido Menfis por allá en el año 196 antes de cristo para celebrar la coronación de de Ptolomeo V, Epífano, Faraón de Egipto; no es necesario ser un adivino para saber como lo lograrían, nada más que con unos simples impuesticos.